viernes, 11 de mayo de 2012

MADRE NUTRICIA

Las personas tenemos una virtud o un don o una cualidad; no sé cómo describirlo o calificarlo, pero tenemos algo bendito que nos permite una serie de sensaciones y emociones tan especiales y particulares que forman parte de nuestra vida y nuestra historia quizá hasta por obligación. No creo que exista en el mundo una persona que no haya sentido por primera vez y celebrado ese sentir al haberse enamorado. Y es que el amor es el sentimiento sublime por excelencia. Nos aloca, nos subleva, nos rebela, nos incendia, nos motiva, nos deprime, nos reta, nos idealiza, nos marea, nos acompaña y en algunos casos, nos abandona. Pero así es el amor: ya lo dije, el más sublime de los sentimientos y lo más sentido de lo subliminal. Y dentro de este enredado concepto, aprovechando la compañía de esta noche, hago un alto a mi estilo de relatos anteriores para desnudar mi corazón y permitirme un sencillo homenaje a la compañera de mi vida, a mi pilar de apoyo, a mi esposita, a la madre de mis hijos bellos. En una sola palabra que ella sabrá entender perfectamente: A la Madre Nutricia (aprovechando este segundo domingo de mayo)

El último día del año 2004 estaba en el Sur recibiendo al 2005 con muchas emociones y nuevas expectativas. Brindando antes de las doce campanadas y entre chistes y cervezas, cruzaba innumerables mensajes de texto con la Madre Nutricia que estaba en Lima, en su casa, recibiendo el 2005 en familia. Éramos amigos, pero no los mejores, ni siquiera cariñosones. Pero desde un tiempo hasta ese momento nos agradaba mucho hacernos mutua compañía y sabíamos pasarla bien. Ella tenía sus motivos para temer iniciar una nueva relación y yo, con poca astucia había tratado de hacerla vencer ese temor, sin embargo no había apuro. Sabía que a mi regreso a Lima la buscaría y nada, conversaríamos y nos despediríamos con un beso en la mejilla como muchas noches antes, en la puerta de su casa. Y yo me iría por la vereda de al frente y ella me despediría desde su ventana. Cursi pero efectivo para cuando las famosas mariposas ya empiezan a revolotear.

Sin embargo, el escándalo de la llegada del 2005, la emoción de mis emociones. La nostalgia de no sentirme completo me hizo marcar su número una y otra vez. La llamada no hacía conección por la alta sobrecarga de llamadas a esa hora. Pero en el minuto 27 del primer día del año 2005 la llamada entró. "Hola" me dijo. Repetí la misma palabra y luego un silencio. Interrumpí el barullo de los pirotécnicos estallando y le dije: ¡Sabes qué, te lo digo de una vez, te amo! Sentía que los silbadores, cuetes, ratablancas y mamaratas festejaban mi valentía. Dijo algo pero un estruendo en el cielo no me dejó escuchar. Le pedí que repitiera lo que había dicho y gritó: "Yo también".

Desde ese momento contar lo sucedido hasta el día de hoy me tomaría exactamente los 7 años y 132 días que a la fecha estamos juntos. Pero esa es nuestra historia, es nuestra novela, es nuestra vida privada.

Lo que sí puedo hacer es agradecer todo ese tiempo en el que ella me ha permitido madurar, ser hombre, ser oyente, ser yo mismo, ser polemista y la más grande de las virtudes que he podido experimentar: Ser padre.

Pero me detengo en lo que veo en ella y lo que permite me pueda enamorar siempre, renovar mis votos en silencio y mi compromiso por ella. Aquello que me brinda la seguridad de ser feliz y contar con una felicidad inquebrantable: Su don de madre, de mujer y de esposa.
Es increíble ver como cada minuto del día está tan perfectamente organizado, incluso los que usamos para dormir, para que el día siguiente funcione como corresponde. Es impresionante como el caos se vuelve calma cuando ella interviene. Es estrictamente necesario intervenga en mis ideas para que todo marche como debiera y me permita ser parte de las suyas para que la comunión (común unión) funcione. Es hermoso ver como su sonrisa ilumina la mañana adelantándose a los primeros rayos del sol y su caricia arrulla convirtiéndose en el ángel de la guarda de los hombres de esta casa. Es reconfortante que sea mi cómplice en todo. Es una bendición que sea el engranaje más seguro de nuestra familia. No tendría yo la capacidad de hacer lo que ella hace y lo que no deja de hacer. Tiene el don de estar en varios lugares a la vez porque a ninguno de los tres nos falta nada. (Si olvido poner las llaves en mi pantalón, de pronto me doy cuenta que las puso en mi saco. Si mi hijo mayor no encuentra su lapiz en la cartuchera entonces lo encuentra en el compartimento secreto de su mochila. Si olvidó poner el tenedor en la lonchera de mi hijo menor, a la hora del refrigerio el tenedor llegará al nido envuelto en una servilleta de papel en el preciso momento que es necesario). Todo encaja, nada falla. Todo sucede de la mejor manera porque ella lo maneja. Porque ella asumió que nuestras vidas estén en sus manos. 

Cuando converso con Dios le pido me haga recordar el motivo por el cuál me ha recompensado con esta vida o en todo caso que me diga de una vez qué prueba pondrá en mi vida para asumirla en virtud de la vida que me permite.

Dentro de sus significados rescato los que describen Madre Nutricia a como ella es: La mujer que encuentra su realización en la función de Madre; Nutritiva, consoladora, proveedora y con mucha capacidad de servicio. Es generosa y se aflige mucho por aquellos a quienes ama. Ella es mi Alma Mater, mi Madre Nutricia. La compañera de mi vida.

Te amo mi vida: Amo cada paso que das, cada alegría que me regalas, cada grito que merezco y cada atención que me abruma. Amo tus pasos en la madrugada y tus leves ronquidos. Amo las llamadas que a veces dejo perdidas en mi teléfono (esto debo corregirlo) y amo más las que llego a contestar. Amo tu sazón en todo sentido. Amo como me amas y como amas a mis hijos. Amo que pensemos igual y amo igual cuando discrepas conmigo. Amo que abras la puerta cuando llego del trabajo y saltes de alegría porque podemos abrazarnos luego de un largo día. Amo tu cuidado experto. Amo tus besos y caricias. Amo tu cuerpo y volvernos uno. Amo tu perfume natural. Amo tus costumbres porque no son propias, has sabido hacerlas parte de todos. Amo tu mirada tierna y también cuando es inquisidora. Amo todo lo que viene pasando desde hace 7 años y 132 días. Y más aún, Amo sentir que me amas con tanto amor.

Feliz día de la madre (incluye a Mateo y Santiago en este abrazo público)

Moraleja:  Nunca dejes de decir "Te Amo" a quien siempre merece escucharlo.

P.d. Feliz día a todas las mamis que pasen por aquí.
 

1 comentario:

  1. Hermoso sentir hijo, me hiciste llorar, qué bonita forma de expresarlo también.
    Te amo chiquito, lo mismo a Milly, Mateo y Santiago, le pido a Dios que bendiga siempre su unión y que sepan distinguir como hasta ahora la luz con la que los guía todos los días.
    Un beso.
    Mamá

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