domingo, 17 de junio de 2012

¡¡¡ UN POCO DE CHO !!!

Sucedió en alguna semana del último verano un hecho agradable en mi vida, un hecho del que solo fui testigo por azar del destino. Una de esas cosas que siempre se vendrán a tu mente porque te enseñan algo valioso. Y todo lo que vale debe ser compartido y hasta practicado si es necesario. Y precisamente este tipo de situaciones (así pienso yo) suceden por algo más que una sencilla casualidad.

Por temas laborales tuve que ir al Centro de Lima. Eran las 11 de la mañana. El sol quemaba de forma incandescente, el tráfico agobiaba a cualquier peatón y el sonido de las bocinas de los autos ensordecían a todos. Suelo bajar tres o cuatro cuadras antes de mi destino para conocer los alrededores y así lo hice esta vez también; los motivos de esta extraña costumbre los podré contar en otra oportunidad.
De pronto algo llamó mi atención; en una esquina del angosto Jr. Washington, cuando el semáforo marcaba luz Roja, un joven apareció delante de los autos, hizo el anuncio de que iba a presentar un número artístico y luego comenzó su acto que duraba no más de 40 segundos. Luego, sonriente, fue tras las propinas producidas por la destreza de su talento. Por alguna razón lo vi repetir su disciplina un par de veces más y me encaminé a mi destino.
Demoré cerca de una hora en mi reunión y al salir nuevamente debí pasar por la misma esquina. Este muchacho seguía ahí, esperando el Rojo del semáforo y ofreciendo su rutina. Era agradable su presentación porque la hacía divertida. Entré a una tienda, compré un helado y mientras me refrescaba permanecí mirando una y otra vez su desempeño.

Lo peculiar era que todas las veces que se presentó ante tantos conductores desconocidos, la secuencia de su presentación era toda vez idéntica a la anterior, lo recuerdo de manera fotográfica porque, repito, fue valioso quedarme viendo a este peculiar personaje:

1.- El semáforo marcaba Alto y el muchacho se paraba en el cruce peatonal.
2.- Daba dos palmadas para animarse y animar a su público. Siempre sonriente
3.- Inmediatamente decía ¡Hola a Todos, ahora, Un Poco de Cho! (en clara referencia al Show que estaba a punto de ofrecer pero era claro que quizá la rutina repetida tantas veces resumió la palabra Show a Cho y eso hacía aún más dinámico su estilo y más característico).
4.- Tras otra palmada se paraba de manos y andaba de un lado a otro. 
5.- Luego daba la vuelta aún parado de manos y regresaba al punto inicial. Saltaba con las manos al piso dominando su equilibrio con mucha destreza.
6.- Finalmente se incorporaba de pie otra vez y agradecía la atención de su público con una reverencia y un saludo a todos... y claro, la gran sonrisa.
7.- Acto seguido se acercaba a los autos a cobrar su esfuerzo. En ese preciso instante el semáforo cambiaba a Verde.
8.- De algunos autos salían manos generosas, de otros la luna subía en el preciso momento que el joven pasaba  y de otros simplemente no había reacción. Pero la sonrisa del malabarista no cesaba.

El joven contaba su dinero, se acercaba a su canguro sujeto a una reja de una tienda abandonada. Tomaba agua y esperaba nuevamente hasta que el semáforo cambiara otra vez a rojo y ofrecía nuevamente "Un Poco de Cho"

Habrán sido máximo 15 las veces que lo vi en pleno desempeño de su habilidad. Me acerqué a un kiosco en la esquina a comprar un periódico para leer en mi regreso a la oficina pero no podía dejar de escuchar al joven decir ¡Un Poco de Cho!, y siempre con la misma energía y alegría, usar sus manos y su esfuerzo en ofrecer 40 segundos de deleite artístico para descansar un minuto y medio y estar listo nuevamente.
Le comenté al señor del kiosco que me parecía increíble que todo el día aquel joven se dedique a esa actividad y el señor me dijo que lo ve en esa esquina desde hacía varias semanas, hace lo mismo desde las 10 de la mañana hasta las 4 de la tarde aproximadamente. Pero cuando me dijo porqué lo hacía encontré ese valor que no se ve a simple vista pero que está ahí. Este chico se había enterado hace poco que iba a ser Papá, es estudiante universitario y no consigue empleo pero desde que se enteró de su paternidad busca la manera incansable de dignificar el nacimiento y el futuro de su hijo. Y lo hace sobre la base del esfuerzo puro, sobre la base de ampoyarse las manos sin sentir dolor... y claro, sobre el hirviendo pavimento de una mañana en Lima, de una mañana en Lima en verano, de una mañana en Lima en verano lidiando con el tráfico, de una mañana en Lima en verano lidiando con el tráfico pero sonriendo. Porque en cada palmada con la que se presenta se felicita por ser quien es. Porque con cada paso que da caminando con las manos sabe que no será fácil pero sí gratificante. Porque se enteró de la mejor noticia que un hombre puede recibir cuando le dicen "vas a ser papá". Porque quintuplica su esfuerzo para que su sonrisa sea también la de su entorno. Porque para demostrar dignamente y ser honrado con lo que hace y sentirse inmensamente feliz, este joven simplemente necesita saber que pronto tendrá a una criatura en sus manos que años después le dirá Papá y será su mejor orgullo. Porque su vida tiene un nuevo sentido y porque supo resumir su extraordinaria capacidad de amar, a través de Un Poco de Cho.

Tomé un taxi. El semáforo cambió a rojo. El muchacho hizo su extraordinaria rutina tal cual descrita líneas arriba y la aprecié por última vez. Se acercó a los autos. Cogí las monedas que tenía en mi bolsillo y le hice señas para que se acercara. Sonriente como en todo momento tomó las monedas y pidió a Dios que me bendiga. Fue al otro carro y también recibió un poco de dinero y también pidió a Dios bendiga a esa persona. Lo que significa que su acto termina ofreciendo su trabajo a Dios. Me di cuenta además, que es el único artista que cobra sus honorarios después de ofrecido el espectáculo, lo que demuestra aún más coraje y valor a su dedicación.

Y a decir verdad, mis hijos también hacen de mi vida un "Cho"... sí, un Show lleno de diversión, de alegría, de improvisación, de ocurrencia y de encanto. Los adoro más que a mi propia vida porque sin ellos no existirían los colores con los que decoran mis días todos los días. Es difícil ser Papá pero es la hazaña más bella que a mi vida se le ha permitido vivir.

Moraleja.- Si te afliges por un error que como Padre crees haber cometido, recuerda que Con Un Poco de Cho tus hijos lo harán olvido.

3 comentarios:

  1. bueeeee me has hecho llorar!!!!
    Con cariño: Meg Ryan

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  2. Hola Meg Ryan (anónima). Gracias por pasar por acá y animarte a contarme tu reacción. De eso se trata la emoción de ser papá o de tener el ejemplo de un buen padre a lado.

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  3. Ay hijo, qué te puedo decir, sólo como siempre y con la voz del corazón: Me sacaste lagrimitas.
    Muy profunda tu manera de contárnoslo.
    Besito.

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